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miércoles, 16 de noviembre de 2016

GANAMOS

Perdimos las palabras
Perdimos las caricias
Perdimos el tiempo.
Perdimos la perspectiva
Perdimos la conciencia
Nos perdimos
A nosotros mismos.
Pero aún tenemos tiempo
De recuperar
La vida nos ofrece
Otra oportunidad
Cambiemos lo que perdimos
Por lo que ganamos
Aún nos queda a cada uno
Más cosas bellas
Que vivir.
Mi amor, sé feliz
Te escribo tanto porque
No me despedí
Me quedo con tu amor y tu ternura
Me cuidaste a tu manera
Siempre estaré muy cerca
Quisimos atarnos
A la fuerza.
Tu sangre recorrió
Cada una de mis venas
Desde entonces la vida
Merece mucho más
La pena
Juntos hicimos
Cosas hermosas
Lo mejor es ella
Y tenemos que enseñarle
Aún muchas cosas.
No volveré a sentir igual
Lo que tuvimos fue
De una intensidad
Que pocos pueden
Comprender
Y aunque ya no dormirás
Junto a mí
Te doy las gracias mi vida
Porque en mi vida
Siempre tendré parte
De ti…
De ti… de ti…

viernes, 21 de octubre de 2016

EL QUE ESPERA DESESPERA


Ojalá te dieras cuenta porque he decidido dejar de esperar. Dice que no está seguro de nada ahora mismo, que no sabe qué decirme, que le preocupan los estudios, que la distancia no ayuda… 

Y yo que soy de las de o blanco o negro, o todo o nada y que me cuesta ver los grises. 

¡Emocionalmente atrevida me dicen! Que cambiaría las lluvias de mi ciudad por las palmeras de la suya, mi catalán antiguo por su castellano, y los 600 kilómetros que nos separan por 600 segundos en su cama, porque creo firmemente que merece la pena, que formaríamos un buen equipo. "Arriésgate conmigo", le dije. 

Pero ya no sé si estoy esperando algo que nunca llegará… Que seas valiente y apuestes fuerte o que veas como me alejo y como pongo todo mi empeño en olvidarte, en olvidar esta historia aparentemente demasiado complicada.

Demasiado complicada... Ojalá te dieras cuenta de que podríamos hacerlo sencillo. Ojalá te dieras cuenta porque he decidido dejar de esperar. 

He decidido no mirar el móvil cada segundo por si se te ha ocurrido escribirme y tampoco repasaré mil veces las conversaciones de Whatsapp; ni los momentos en los que hemos estado juntos para averiguar si puedo sacar algo en claro. 

He decido dejar de abrirme una cerveza cada vez que me acuerdo de tí porque pienso que así será más fácil olvidar. 

He decidido no preguntarte más qué tal te ha ido el día, ni despedirme por la noches con un "Bona nit". 

He decidido dejar de decirte que cuándo nos vemos, que me muero de ganas, que te echo de menos y que estoy pensando en tí porque, a partir de ahora, voy a dejar de hacerlo. 

He decidido que voy a dejar de pensar en tí, he decidido dejar de esperar porque el que espera, desespera. 

Mercedes González.

viernes, 5 de agosto de 2016

Adiós.

Le dije adiós tantas veces que llegó a ser una forma de no irme nunca.
Cada vez que decía adiós me retumbaba la calma en los costados. 
Porque no era adiós, era estoy aquí, era ven a buscarme que sólo tú me encuentras. 
Decirle adiós era comerle la boca a la esperanza. 
Era esperarle y perderla al mismo tiempo. 
Adiós. 
Adiós. 
Adiós. 
Perdí la cuenta; dije adiós más veces de las que merecía, de las que podía soportar. 
Decirle adiós fue atarme a su recuerdo en la cárcel del olvido. 
Y a la vez atarme al olvido en una cárcel de recuerdos. 
Le dije adiós de tantas maneras. 
Le dije adiós con tantos restos de 'ven ya' en la boca, que sólo se cumplió cuando no lo pronuncié. 
Acabé descubriendo que para que pudiera ser una despedida, no tenía que dirigirme a su corazón sino al mío. 
Adiós a mi, adiós a mi contigo. 
Adiós.


lunes, 1 de agosto de 2016

Cuando me amé de verdad.

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin.

sábado, 30 de julio de 2016

Me dueles.

Aun me dueles. Sí, me dueles. Me duele pensarte, me duele tu ausencia, me duele añorarte, me duelen los recuerdos, me duele la distancia que hay entre nosotros, me duele sentirte tan lejos, me duele haber acabado así, me duele vernos por la calle y ni siquiera mirarnos, me duele que ni siquiera te acuerdes de mi, me duele verte con otras, me duele verme sin ti.

domingo, 12 de junio de 2016

Podríamos.

Podríamos querernos en broma, esperando que se asome un poco la verdad.

Podríamos ser el polvo que hay en el desierto, infinitos digo.

Podríamos dejar de ser tú y yo, y no para ser un nosotros, sino para ser un todo.

Podríamos hacer locuras, como hacer el amor por ejemplo, con tus padres en la habitación de al lado, ahogando todos los gemidos, esperando que no sea tan difícil como todos los te quiero que tuve que ahogar en el silencio, para no quedarme afónico.

Que podríamos matarnos lentamente, con miradas dulces y besos suaves. O podríamos hacerlo rápido con arañazos por la espalda y besos por el pecho.

Podríamos, pero no quieres. (o quizás es que no has llegado todavía, como mi valor, el que necesito para decirte todo lo que te he escrito, todo lo que he callado en mil folios, con tu nombre tachado, entre gotas de café e insomnio).

Podríamos recorrer el centro de Barcelona, a oscuras, sorprendiendo a antiguas calles, que habrán visto historias bonitas, pero ninguna como la nuestra.

Que podríamos salir de fiesta hasta las tantas, bebernos hasta las bocas, y volver más contentos por tenernos que por todas las copas.
Que los viajes a solas en el metro están bien, pero con música de fondo sientan mejor, ¿y qué mejor música que tu sonrisa?

No quiero regalos caros, quiero regalos con valor, como tu tiempo, tus años, tu vida. La quiero toda, a mi lado.

Que quizás no te puedo dar los versos más bonitos, ni los más buenos, te lo aseguro, pero te puedo dar los besos más sinceros que hayan salido de cualquier pecho.

Y ya sabes que el verbo poder, siempre me pudo. Quizás era mi punto débil. Como tú.



Benji Verdes.

martes, 31 de mayo de 2016

VALORA LO QUE TIENES, ANTES QUE LA VIDA TE ENSEÑE A VALORAR LO QUE YA PERDISTE!

No eran novios, y no iban a serlo nunca. No por falta de ganas, si no por falta de interés. Se veían a ratos, eran felices en algunos momentos puntuales. Uno de ellos solía ser los fines de semana, cuando la veía en alguna fiesta, y casi siempre a las 5 o 6 de la mañana. Buscaban el calor, la pasión, no buscaban amor, ni relación estable, al menos uno de ellos.
Él era libre, como el viento, como los pájaros, volaba de un lado a otro y de vez en cuando necesita posarse en algún sitio. A veces buscaba otro calor, otra cama y otras sabanas que no fueran las de ella. Ella era diferente, no necesitaba a nadie más, solo lo necesita a él, le daba igual cuanto durara el amor entre ellos, porque ella se agarró a que el significado de la palabra amor no llegaba a nada más de lo que ellos dos tenían. Ni más ni menos, ratos de pasión y quizás alguna que otra noche completa, pero a la mañana volvía la pesadilla, los mensajes a destiempo, o incluso mensajes sin responder.
Ella se enfadaba, pero lo hacía con ella misma, le volvía a decir que no la volviera a molestar, que si esa era su manera de querer, que no la quisiera. En realidad era mentira, ella deseaba que su móvil volviera a sonar, aunque fuera a las 5 de la mañana. Quiso pensar que no había otra manera de querer. La cosa seguía, pasaban los meses y entre ellos no cambiaba nada, él era de muchas, ella solo de uno. Le encantaba pasar
noches a su lado, lo miraba mientras él dormía, no se explicaba como lo podía querer tanto. Ella sabía que él la quería, pero ese amor loco ella no lo soportaba. Pensó que sería mejor terminar toda esta aventura que la tenía loca, esta vez de verdad. Él le dijo hasta luego y le dio un beso en la mejilla, como siempre, pero ella sabía que no era un hasta luego, esta vez sería un adiós definitivo. Fijo sus ojos en él, lo miró y lo observó hasta que él cerró la puerta. A ella se le derramó una lágrima y entre dientes dijo: ” Esta vez sí. Te voy a querer siempre..” Llegaron los mensajes de nuevo a las 5 de la mañana, esta vez no había contestación. Comenzaron llamadas y mensajes durante días, seguía sin contestación, incluso llegaron los bloqueos a todo tipo de red social. Pasaron días, incluso varios meses, hasta que se encontraron. Ella temblaba, a él por primera vez se le hizo un nudo en el estómago, la había perdido y esta vez para siempre. Ella le había dado sentido a su vida con amor de verdad. Encontró a quien la sabía cuidar, la sabía querer. Ella no iba a querer nunca más a alguien como lo había querido a él, pero eso es lo que necesitaba en su vida, un amor tranquilo y verdadero y no volver a querer a nadie como lo quiso a él. El sentido de amor de esa relación jamás podría ser sano. Pasaron los meses y él seguía igual, pero ahora era diferente, porque en todas las mujeres la buscaba a ella, y no la encontraba, se sentía vacío. Se maldijo mil veces por no haber sabido apreciar el amor que ella siempre había sentido hacia él durante años.
Caían lágrimas de sus ojos, no se lo podía creer, lloraba por una mujer, lloraba por amor, lloraba por ella. Cogió su móvil, trago saliva y le mando un último mensaje: ” Te echo de menos, y te necesito a mi lado ahora y siempre, nunca pensé que yo dijera esto, pero no soy feliz sin ti a mi lado. Te debí querer menos y quererte mejor, siempre te voy a estar esperando..” Y una vez más, no hubo contestación..

jueves, 17 de marzo de 2016

Aún no estás preparado para ser lo que necesito..

Me he dado cuenta de que te quiero, que te quiero más que a mi vida, más que a nadie en este mundo e incluso más que a mí misma, porque te quiero con el alma, con el corazón y con todo aquello que incluso no sé que tengo, porque te quiero con alegría, con lágrimas y con tristeza, pero a pesar de que te quiero, he entendido que no podemos estar juntos.
He pasado noches y días pensando en este momento, en este momento en que pueda tomar la difícil decisión de marcharme, sí, marcharme incluso estando enamorada de ti, tan enamorada, que de sólo pensar que ya no sabré de ti a diario me parte el alma en mil pedazos, pero me he dado cuenta de que me duele más tu actitud, tu manera de no decirme nada, de hacerme sentir sola incluso estando acompañada, porque he esperado tanto de ti que no he recibido nada a cambio, porque ya no puedo seguir mirando mi teléfono esperando una llamada, un mensaje o una señal que me haga sentir que te importo, porque a pesar de que me digas que me quieres, tus acciones dicen lo contrario.
Me dicen que aún no estás preparado para ser lo que necesito, pero yo no puedo seguir esperando a que lo seas. He decidido marcharme, alejarme por mi bien, porque no puedo estar aquí mientras tú maduras y decides ser lo que necesito, porque aunque el destino siempre busque la manera de unirnos he decidido que necesito labrar otro destino, otro destino en donde no estés, en donde tu recuerdo no me persiga y en donde no espere que vengas a buscarme y tengamos ese felices por siempre que tanto deseamos. Te quiero tanto que he decidido marcharme, he decidido luchar, pero esta vez no es por ti, es por mí, por mí misma, por mi felicidad, porque entendí, que la felicidad no está a tu lado, está en mí.

domingo, 13 de marzo de 2016

HAZ QUE NO PAREZCA AMOR.

"Haz que no parezca amor.

Que es lo que se lleva ahora.

Tú dices libre y yo digo cobarde.

Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante.

Cobarde todo aquel que no esté presente cuando el otro está desnudo y vulnerable.

Cobarde todo aquel que puso un límite desde el principio.

Yo es que no quiero nada serio.

Como si no fuera lo suficientemente serio estar dentro físicamente de otro ser humano.

Yo es que no creo en las etiquetas.

Como si ponerle nombre a las cosas fuera algo malo.

Yo es que busco pasar el rato.

Como si la vida fuera para siempre.

Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarnos.

Tan irrespetuoso con la vida.

Tan impaciente.

Y queremos más: más picante, más gorda, más grandes, más altos, más guapas, más fuertes, más delgadas.

Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos.

Porque no queremos que nadie nos conozca.

Porque es más sencillo empezar de nuevo cada dos años vendiendo nuestra mejor cara.

Porque es mucho más sencillo follar que limpiar lo follado.

Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico fraude.

A que cuando el otro arañe un poco vea que no hay nada.

Nada serio.

Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos, poniéndonos ropa interior cara para que otros se limpien los pies al entrar.

Haciendo del amor una servidumbre de paso.

¿No sientes a veces que tú vales más que todo eso que haces?

Que tú eres un jodido milagro.

Con tus ojos que todavía pueden ver.

Con tu pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras.

Con tu boca capaz de dar las gracias.

Con tu piel ocupando una plaza en el mundo.

¿No sientes a veces que tú te mereces más que lo poco que te hacen?

Dos besos mal pegados.

Tres minutos entre las piernas.

Cinco embestidas.

Y un WhatsApp: No me agobies.

Lo más triste es que esta sociedad nuestra ha conseguido invertir los papeles.

Ahora si dices que sientes algo, estás loco.

Es muy pronto.

Muy arriesgado.

Poco inteligente.

Dime tú, cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces.

¿Cómo se finge la vida?

Cómo se hace para que nunca parezca amor.

Y que simplemente parezca un accidente". 

-

Nunca te conformes con ser el algo de alguien cuando puedes ser el todo de alguien más.

domingo, 6 de marzo de 2016

Pequeña, eres revolución.

Estás demasiado gorda; deja de comer.
Estás demasiado delgada; ¿comes bien?
No te pongas la falda tan corta, pareces una puta.
¿Por qué siempre vas en pantalones? Pareces un tío.
No pienses demasiado alto,
no hables,
no bailes,
no folles.
Cruza las piernas cuando te sientes,
ponte tacones, eres bajita,
no digas tacos,
maquíllate un poco, tienes mala cara.
No te rías de esa forma,
no mires a los ojos,
píntate las uñas; no te las muerdas,
no te rompas las medias,
pórtate como una señorita,
se perfecta.
Ya está bien, joder. Soy mujer, no una muñeca de plástico a la que puedes manejar y modificar a tu antojo.
No, no soy una Barbie con menos curvas que cerebro,
ni una princesa que se pasa el santo día cantando y esperando a que llegue ese príncipe azul. Soy mujer, una mujer real. O al menos, mi mujer real.
De la que se levantan por las mañanas con los ojos llenos de legañas en busca del calcetín que se le perdió entre las sábanas, con el pelo tan despeinado que parece que hubiera desatado un huracán, la noche anterior. De las que come lo que le da la gana, aunque vosotros os empeñéis en joderle la autoestima,opinando innecesariamente de su peso como si fuerais expertos en nutrición. De las que se sienten guapas al mirarse al espejo, de las que no necesitan piernas kilométricas y se vale de sus pechos pequeños para sentirse toda una top model. De las que piensan y hablan tan alto que, a veces, no se dan cuenta del poder que tienen hasta que alguien las intenta callar una vez más.De las que plantan cara a un mundo que les apartó la mirada, de las que miran a los ojos y sacan la lengua a los niños que les ponen caras raras en un autobús, de las que hacen retumbar todo el bar cuando se ríen, de las que sonríen sin ningún motivo a sabiendas de que será etiquetada y juzgada como loca, estúpida o desequilibrada mental. Soy de esas mujeres que prefieren correr descalzas a casa antes que soportar unos tacones diez minutos más.
Soy una mujer y quiero ser mi mujer. No quiero tener que imitar los estereotipos y los cánones de belleza que alguien implantó en la sociedad creyendo ser los únicos que representan a un tipo de mujer ideal. No quiero seguir un pensamiento único de sumisión que el/la mismo/a idiota anterior, creó y es que aún no sé qué mierda se fumó cuando dijo eso del sexo débil y el sexo superior. No quiero ser lo que otros quieren que sea, es demasiado aburrido aparentar ser alguien que no eres. Y aunque a veces, traicione a mis principios cuando lloro cada vez que me llamáis puta por defender mis derechos, seguiré queriendo ser mujer, mi mujer. Una guerrera de un metro sesenta y cinco, una mujer imperfecta desde la cabeza hasta los pies.

martes, 23 de febrero de 2016

...

Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
     Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “él…”, estamos amando demasiado.
    Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando demasiado.
    Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos amando demasiado.
   Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
 Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando demasiado.

ROBIN NORWOOD