Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras
conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus
ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con
“él…”, estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su
mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas
debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta,
estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro
de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos
amando demasiado.
Cuando no nos gustan
muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos
con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y
cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación
perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e
integridad física, sin duda estamos amando demasiado.
ROBIN
NORWOOD